lunes, 13 de agosto de 2012

Las Lluvias de Castamere

Hace apróximadamente un año y medio que mi chica me regaló "Juego de Tronos" la primera novela de la saga "Canción de Hielo y Fuego" de George R. R. Martin. En apenas unos meses devoré los cuatro libros publicados en castellano y la traducción no oficial de "Danza de Dragones", quinta parte, que estoy releyendo de nuevo, ya en la versión editada por Gigamesh.

Según terminé de leer "Juego de Tronos" comencé a ver la excelente adaptación que HBO había producido para televisión. Quedé completamente alucinado por la fidelidad con la que se desarrollaba cada capítulo, con lo acertado del casting, el vestuario, la ambientación y por su puesto la música. Una banda sonora compuesta por el alemán Ramin Djawadi que acompaña cada escena consiguiendo que te sumerjas más aún en la propia historia.



Por su puesto, una vez que empiezas a ver reflejado en imagenes lo que antes sólo podías imaginar, es inevitable empezar a hacerte la pregunta de ¿y "esto" como lo harán? Como músico, siempre tendía a imaginar como sería aquella canción que cantaba un bardo u otro dependiendo del capítulo que estuviera leyendo, pero había una, que por la importancia que tiene en la trama, era de esperar que tuviera el mismo protagonismo en la serie de televisión

"Las Lluvias de Castamere" es una canción  que trata sobre la aplastante victoria de un joven Lord Tywin Lannister ante la rebelión de las casas Reyne y Tarbeck contra el señorío de su débil padre Lord Tytos Lannister. Durante el desarrollo de la trama argumental, se menciona en varias ocasiones y siempre con un significado especial, pero sobre todo se menciona en el que para mí es el evento más importante de la saga hasta el momento: La Boda Roja. Cualquiera que lo haya leído sabe de que estoy hablando, tampoco es cuestión de destriparle a nadie los libros.

Las primeras apariciones de la canción en la serie son en la melodía que va silbando Tyrion Lannister en los primeros capítulos de la segunda temporada, aunque no llegas a descubrir que se trata de "Las Lluvias de Castamere" hasta que en el capítulo "Aguas Negras" se ve a Bronn cantándola a coro antes de la batalla, más tarde utilizando su melodía principal como leitmotiv de las apariciones de Tywin Lannister, y por último, escuchándola en los créditos de cierre del mismo capítulo en la versión de The National. ¿Qué decir? Me parece que han conseguido transmitir con la música la sensación que te transmite su sola mención en los libros. Es triste, oscura, pesada. La grave y aspera voz de Matt Berninger en un principio a capella acentúa todos esos sentimientos mezclándose con el acompañamiento de cuerda que crea una tensión fúnebre en un prinicio e imperial según avanza hacía su final. Un himno de la casa Lannister.

Lo más gracioso del tema es que hasta se te pega el estribillo.


"And who are you, the proud lord said,
that I must bow so low?
Only a cat of a different coat,
that's all the truth I know.
In a coat of gold or a coat of red,
a lion still has claws,
And mine are long and sharp, my lord,
as long and sharp as yours.
And so he spoke, and so he spoke,
that lord of Castamere,
But now the rains weep o'er his hall,
with no one there to hear.
Yes now the rains weep o'er his hall,
and not a soul to hear"
 
"Y quién sois vos, preguntó el orgulloso señor,
para haceros tales reverencias?
Sólo soy un gato con diferente pelaje,
y en esencia éso es todo .
Con pelaje dorado o pelaje carmesí,
el león sigue teniendo garras,
y las mías son tan largas y afiladas, mi señor,
como las que vais exhibiendo.
De esa manera habló, eso fue lo que dijo
el señor de Castamere,
pero ahora las lluvias lloran en sus salones,
y nadie oírlas puede.
Sí, ahora las lluvias lloran en sus salones,
y ni un alma oírlas puede."







jueves, 28 de junio de 2012

En caída libre

Hay canciones que por una razones u otras tienes apegadas a un recuerdo en patricular. La primera vez que la escuché fue en una clase de Ética del instituto durante el visionado de la excelente película de Cameron Crowe "Jerry McGuire". El personaje de Tom Cruise iba viajando en su coche buscando como un loco una canción en la radio que pudiera cantar a voz en grito, que le permitiera liberar su tensión. Después de varios intentos el dial conseguía sintonizar un estribillo que decía:

"And I'm free, free fallin'
Yeah I'm free, free fallin"

"Estoy cayendo, en caída libre,
Sí, cayendo, en caída libre"

Puedo ver mentalmente a Tom Cruise golpeando el volante del coche cantando como un loco. Me encantó el tema, pero no sabía de quién era y en 1997 no tenía el acceso a internet que tenemos hoy. La película se acabó convirtiendo en uno de mis clásicos. Su banda sonora está repleta de canciones buenísimas (como todas las películas de Cameron Crowe, que de por sí se merece un post para él solo) y cada vez que la veía decía "joder quiero ese disco".

Con el tiempo acabé sabiendo que esa canción era de Tom Petty, un músico que en Estados Unidos es poco menos que un dios. Íntimo amigo del fallecido George Harrison, que llegó a formar una banda con el propio George, junto a Bod Dylan y Roy Orbison entre otros, The Traveling Wylburys y que aquí en España no es más que una rareza para entendidos. De verdad, no puedo entender que tengamos tan poca cultura musical.

Volviendo a la canción, está incluida en el álbum de 1989 "Full Moon Fever", y escrita por el propio Petty y Jeff Lyne. Está repleta de claras referencias a la ciudad de Los Ángeles. Fue compuesta y grabada en poco más de dos días. Con una estructura supersencilla, pero con arreglos muy precisos introduciendose poco a poco en la partitura que consiguen que ese par de acordes acabe sonando de una forma tan redonda.



Es una de las canciones más versionadas de Tom Petty siendo en España más conocida por la versión de John Mayer que por su grabación original.



También querría destacar la actuación junto a Axl Rose en la MTV Video Music Awards de 1989 junto a Axl Rose.




miércoles, 20 de junio de 2012

Y el punk llegó a mi vida (esos descubrimientos entre teloneros)

La suerte que tiene ser un aficionado de la música en directo es que a veces, mientras esperas ansioso el concierto del grupo que de verdad querías ver, descubres una banda que te puede llegar a gustar tanto como el cabeza de cartel.

Diez de septiembre de 2004. Para un fan de Guns N' Roses como yo que por edad no había tenido la suerte de vivirlos en directo, poder asistir a un concierto de Velvet Revolver con Slash, Duff McKagan y Matt Sorum, era poco menos que tocar el cielo con las manos.

Había comprado la entrada un par de meses antes en el ya extinto y mítico Madrid Rock (ahora creo que hay un Bershka, dónde va a parar). Por toda la tienda de discos había colgados carteles que anunciaban que el mismo día del concierto a las 17:00 estarían firmando CD's Slash, Duff y Matt. Finalmente Matt Sorum no acudió, supongo que por evitar eclipsar la imagen de Velvet Revolver con la presencia única de los tres ex-Guns N' Roses, y en su lugar se presentó Dave Kushner. Estábamos tan excitados porque Slash nos pudiera firmar un CD que mi colega Isaac y yo nos pusimos a hacer cola a las 14:00 con sólo unas diez por personas delante nuestra y un par de seguratas controlando la fila para evitar disturbios. Acabamos consiguiendo las firmas y nos fuimos directamente a La Riviera para disfrutar del concierto lo más cerca que pudiésemos.

Estoy convencido que para aquel concierto se vendieron más entradas del aforo legalmente permitido. Quedaba más de una hora para que empezara Velvet Revolver y literalmente no cabía un alfiler. Era imposible moverse, estábamos imbuidos dentro de una marea humana, y la palabra marea es muy explícita puesto que la sensación era la misma que cuando estás dentro del mar zarandeándote por oleadas que no puedes controlar. El calor era asfixiante. Faltaba el aire. Pero íbamos a ver a Slash, valía la pena.

De repente se apagaron las luces, y como si no estuvieramos a más de treinta grados de temperatura salieron al escenario cuatro tíos ataviados con abrigos hasta los pies y con una energía que puso a toda la sala a botar. Esos cuatro locos eran Nick Borg, Dregen, Johan Blomqvist y Peder Carlsson, los Backyard Babies.

Nunca antes había oído hablar de ellos, pero tenían un sonido bestial y sabían transmitirlo. No tardaron en quitarse los abrigos para dejar a la vista sus torsos y brazos repletos de tatuajes. Estaban presentando "Stockholm Syndrome" su disco más laureado hasta la fecha. Cumplieron con creces su papel y calentaron el ambiente hasta la salida de Velvet Revolver. Al día siguiente ya tenía "Stockholm Syndrome" en mis manos.



Ocho años después Backyard Babies es uno de mis grupos de referencia. Es rara la semana que no me ponga alguno de sus CD's. Puedo decir que he escuchado más su discografía que los dos únicos discos de Velvet Revolver. Volví a verlos en Joy Eslava en 2010, esta vez en primera fila, frente a Johan, el bajista, y volvieron a estar muchísmimo más que a la altura. Gracias a ellos el Punk llegó a mi vida.

martes, 19 de junio de 2012

Ese sonido tan personal

Supongo que a todos los amantes de la guitarra nos ha pasado lo mismo alguna vez. Empieza una canción que no habías escuchado antes y de repente, antes si quiera de empezar a cantar, escuchas las primeras notas de una guitarra que ya conoces y no necesitas más, vienen firmadas, sabes quién es el guitarrista que las está tocando. Creo que llegar a ese punto significa los máximo como guitarrista. Encontrar tu sonido, dejar tu esencia en la pulsación de una cuerda. Va mucho más allá de la técnica, de lo rápido que puedas tocar o la buena digitación que tengas.

Como guitarrista (en mi opinión nos pasa a todos cuando empezamos a tocar) al principio me veía seducido por virtuosos del estilo de Satriani, Vai o Malsteem. Era bestial escuchar a aquellas verdaderas máquinas capaces de ejecutar los dibujos más complicados de cualquier partitura. Pero con el tiempo, fue precisamente la falta de alma de su mecánica la que me hizo perder el interés por su música. Me llegaba más una sola nota mantenida durante segundo en Lucille (la vieja guitarra de B.B. King) que los dos millones de fusas y semifusas que cualquier virtuoso pudieses introducir en medio segundo.

Paso a paso fui descubriendo otra clase de guitarristas que imprimían más alma que técnica en su sonido, y es en ese momento en el que el músico funde su alma con su instrumento cuando nace el sonido. Por eso cuando escuchas tocar a Slash sabes que es él y no es otro; cuando notas la caricia de los dedos Mark Knopfler haciendo vibrar las cuerdas no te cabe la menor duda de quien es; cuando escuchas un riff de Angus Young o Keith Richards, un solo de Clapton, el wha wha de Hendrix... Hay tantos y tan buenos.

La música es otra lengua, otro idioma, y como tal no transmite mejor el que mejor habla, sino el que pone la pasión de su alma en su discurso.


miércoles, 6 de junio de 2012

20 años de "Keep The Faith"

El próximo 3 noviembre se cumple el vigésimo aniversario del disco que significó un punto de inflexión la carrera la banda de rock que más admiro: Bon Jovi.

Tras terminar la agotadora gira de promoción del anterior trabajo de la banda "New Jersey", en 1989, la tensión había hecho mella en el ámbito personal, obligando a sus miembros a tomarse un descanso que durante un tiempo y alimentado por los trabajos en solitario de Jon Bon Jovi y Richie Sambora ("Blaze Of Glory" y "Stranger In This Town" respectivamente) había avivado la especulación sobre la definitiva separación de Bon Jovi.

Finalmente y después de tres años de rumores Jon, Richie, David, Tico y Alec (los cinco miembros originales de la banda) volvían a reunirse para grabar el que a la postre se convertiría en uno de los álbumes clásicos de la banda de New Jersey: "Keep The Faith". Producido por Bob Rock, "Keep The Faith" es una explosión de rock al más puro estilo Bon Jovi. Hay quien criticó, y aún critica, un cambio de tendencia de la banda que en realidad no fue tan drástico en lo músical como en lo estético, y que sin embargo se concretó como el cambio que permitió que, a diferencia de otros grupos de éxito en los 80, Bon Jovi pueda continuar hoy, con más de cuarto de siglo de carrera, reventando estadios en cada una de sus giras.

El disco abre con toda una declaración de intenciones como "I Believe". La canción, el quinto single del álbum, habla de hacer lo que sea necesario creyendo en lo que se hace, y tal vez es precisamente lo que hizo Bon Jovi con las canciones que integran el resto del disco.


A "I Believe" le sigue la canción que da título al CD "Keep The Faith" que, aunque en un primer momento recibió críticas durísimas por el cambio de estilo (sigo achacándolo más al cambio de imagen, sobretodo de Jon que al estilo en sí de la canción) se ha acabado convirtiéndo en imprescindible en directo. Es una canción que habla de la redención, en la que se admiten los errores cometidos y se pide otra oportunidad manteniendo la fé. La primera vez que les ví en directo con a penas 13 años en el Vicente Calderón fue la canción que más me llenó la atención. Tiene una fuerza y un ritmo que te trasmite desde el inconfundible dibujo del bajo hasta la increible actuación vocal de Jon.


El disco continúa con otros cinco temas que también acabaron saltando a las listas de éxitos como sencillos de la banda: "I'll Sleep When I'm Dead" con un video divertidísimo que basa muchas de sus escenas en el la película "Hard Day's Night" de The Beatles, y que en directo utilizan para enlazar con una versión diferente en cada concierto.



"In This Arms", una increíble declaración de amor que tampoco se pierde un directo y la mítica balada "Bed Of Roses". Ambas canciones con una fuerte presencia de piano, que es el aspecto musical dónde se puede observar un mayor cambio respecto al sonido más sintetizado de los teclados de la banda durante la decada de los 80. El videoclip de "Bed Of Roses" tiene una anécdota digna de mencionar: para las escenas de los solos de guitarra subieron a Richie Sambora a la cima de una montaña a la que sólo podían acceder en helicóptero, para cuando llegó el momento de recogerlo las rachas de viento eran tan fuertes que el helicóptero no podía aterrizar, y la previsión meteorológica preveía temperaturas muy por debajo de cero para la noche, finalmente tuvieron que ingeniárselas para recoger a Richie en pleno vuelo.


"If I Was Your Mother" es la canción de corte más duro de todo el disco y una de mis preferidas por el bestial sonido del riff, y por último en esta primera parte de singles, cabe destacar "Dry County" una canción de casi 7 minutos de duración, que habla del extenuante camino con el que se encuentran los emigrantes al entrar en Estados Unidos desde México, la falta de trabajo, de ayuda... Tiene un increíble solo de Richie en una de sus grabaciones más interesantes. Hay versiones en directo que llegan a extenderse hasta los 11 y 12 minutos.


En la versión standard del CD aparecen otras seis canciones que no llegaron a publicarse como sencillos "Woman I Love", "Fear", "I Want You", "Blame In On The Love Of Rock & Roll", "Little Bit Of Soul" y "Save A Prayer", pero que completan el álbum como uno de los más completos de la banda.

Por muchas crícticas que pudiera y pueda seguir teniendo, lo que es un hecho es que "Keep The Faith" consiguió que Bon Jovi renaciera con más fuerza, y si es cierto que nunca han vuelto a disfrutar del éxito comercial de "Slyppery When Wet" y "New Jersey", "Keep The Faith" ha vendido la friolera de más de 10 millones de copias a día de hoy, consiguió nuevos adeptos para la causa y significó una evolución que de no haber existido habría acabado con ellos.

martes, 22 de mayo de 2012

El caso de la rubia platino

Según mi forma de entender la música cada canción debería contar una historia. De hecho si no me cuenta nada, esa canción no me gusta. Por supuesto, la música que acompaña a esa letra debe ser una ambientación precisa de la historia que se quiere transmitir, la banda sonora del guión que sería la letra.

A veces, me gusta cerrar los ojos mientras escucho ese tipo de canción y me imagino a sus personajes igual que lo haría en un libro. Para el autor es una labor dificil, hay que tener en cuenta que en una canción comercial de entre tres y cinco minutos con sus partes instrumentales y sus estribillos es sumamente laborioso introducir una historia con personajes, introducción, nudo y desenlace, y que además funcione. Sin embargo, creo que en España tenemos al genio universal capaz de incluir en sus canciones verdaderas y míticas tramas como, en mi opinión, nadie más ha conseguido hacerlo. Me refiero a Joaquín Sabina.

Podría exponer una gran cantidad de ejemplos de cualquiera de sus discos: "Pacto de caballeros", "Peor para el sol", "Y nos dieron las diez", "Y si amanece por fin"... Pero me voy a quedar con "El caso de la rubia platino" de su disco "19 días y 500 noches" (tema que también valdría como ejemplo).

"Me adelantó un talón de setecientas,
más gastos, sin contar otras quinientas
en fichas del casino,
mi último tren llegaba con retraso,
así que decidí aceptar el caso
de la rubia platino.

Yo era un huele-braguetas sin licencia,
quemado en la secreta por tenencia,
extorsión y líos de faldas,
estaba, como buen ex-policía,
a sueldo de un pez gordo, que sabia
cubrirse las espaldas.

Ninguna zorra vale ese dinero,
pensé, mientras dejaba mi sombrero
nuevo en el guardarropa,
cantaba regular, pero movía
el culo, con un swing, que derretía
el hielo de las copas.

Cuando salió, por fin, del reservado,
sentí que las campanas del pasado
repicaban a duelo,
la última vez que oí esa melodía
me recetaron tres años y un día,
más IVA, en la Modelo.

Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
me daban diez de los grandes por el caso
de la rubia platino.

Los besos que te dan las chicas malas
salen más caros cuando los regalan
y huelen a fracaso,
pero el croupier me echaba cartas buenas
y la rubia platino era morena
y el caso era un gran caso.

En un bistró, del puerto de Marsella
nos fuimos demorando, entre botella
y botella de Oporto:
-”Los que pusieron precio a tu cabeza-
le dije exagerando su belleza,
- se habían quedado cortos”-

Puede que me estuviera enamorando,
porque, antes del café, cambié de bando,
de hotel y de sombrero.
Mi viejo puso un cuarto, con dos camas,
fingiendo que la dama era una dama
y su hijo un caballero.

Ni siquiera, señores del jurado,
padezco, como alega mi abogado,
locura transitoria.
Disparé al corazón que yo quería,
con premeditación, alevosía
y más pena que gloria.

Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
diez de los grandes por seguirle, los pasos,
a la rubia platino.

Para volver a ser alguien, en el ambiente,
necesitaba un par de buenos clientes,
algo para mis vicios y un despacho decente,
no dan para comer las putas del barrio chino,
todos los lunes no me encargan el caso
de la rubia platino.

Para no ser un cadáver, en el tranvía,
aparte de tener gramática parda
hay que saber, que las faldas, son una lotería;
con luz de gas brilló mi lámpara de Aladino…
me daban diez de los grandes
por el caso de la rubia platino."

La letra es íntegra de Joaquín y la música es de Alejo Stivel, Berro y el propio Joaquín Sabina. Esta vez he puesto la letra entera porque me parece perfecta en su totalidad. Puedes imaginar al típico detective privado de película de cine negro embelesado por la mujer fatal que le acaba volviéndo contra el mafioso para el que trabaja. Es increíble. Y todo en menos de cinco minutos de canción. Lo mejor es que si lo piensas, se podría hacer una película de más de dos horas con el argumento de la canción. Un puto genio.



jueves, 17 de mayo de 2012

Working Class Hero

Sólo hay que mirar a nuestro alrededor un ligero instante para ver hasta que punto nos hemos adentrado en el remolino del inhodoro que nos rodea. Echándo un ojo a los periódicos, a los noticiarios, a nuestras familias o incluso a nosotros mismos podemos comprobar cómo la mierda nos arremete en espiral y hemos llegado a un punto de no retorno en el que la marea de este water que es nuestro actual y vigente sistema sociopolítico nos arrastra sin remordimientos hacia el sumidero. Es un momento en el que no puedo dejar de pensar que tal vez Nietzsche tenía razón cuando decía aquello de "Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti."

Hemos llegado a nuestra actual situación por puta codicia. Queríamos el pack completo, siempre estar más arriba, y de tanto subir nos hemos acabado cayendo, y no hemos terminado. Hace más de 300 años, primero con los gremios y más tarde con los sindicatos, que se empezo a luchar por derechos que aquí en nuestro país nos arrebatan cada viernes por decreto. Pero lo peor es que nos lo merecemos, porque lo que se tardó en conseguir en cientos de años, en apenas los últimos quince años lo hemos tirado por la borda por querer convertirnos en aquello contra lo que deberíamos haber luchado y tantos otros antes que nosotros lo hicieron. Hemos querido transformanos en algo que no eramos, nos hemos endeudado hasta el cuello para hacerlo -ellos no lo necesitaban- y cuando se ha acabado la cuerda, nos hemos dado cuenta que la teníamos atada al cuello. Divertido ¿no? Si miras hacia abajo los pies que cuelgan son los tuyos, capullo. Mira tu nómina, ¿eres tú el que paga o el que cobra? Le has dado tu voto a quien defiende al que te paga. ¿De verdad creías que te iba a solucionar la vida? ¿Qué te la iba a facilitar?

Y mientras pensaba en todo esto una estrofa me venía a la cabeza.

"There's room at the top they're telling you still
but first you must learn how to smile as you kill,
if you want to be like the folks on the hill.
A working class hero is something to be.
If you want to be a hero well just follow me."

"Hay una despacho en la cima donde te dicen que puedes estar,
pero primero debes aprender a sonreir de la misma forma que a matar
si quiere ser como los de ahí arriba.
Un héroe de clase obrera es algo que admirar.
Si quiere ser un héroe, bien, sigueme."

Es la última estrofa de la canción "Working Class Hero" de John Lennon, no llega a cuatro minutos, una voz llena de rabia acompañada por una guitarra acústica, toda ella claramente influida por Bob Dylan; dejándo constancia de los problemas sociales que vivió desde su más tierna infancia en Liverpool, y dando una única solución: la lucha, el inconformismo.

Supongo en que todavía no he perdido la fe en que en algún momento estemos dispuestos a levantarnos e intentar cambiar todo lo malo que nos rodea. Si ese día nos llega, tal vez, y sólo tal vez seamos dignos de admiración.